Las amistades peligrosas (edición conmemorativa) by Pierre Ambroise Choderlos de Laclos

autor:Pierre Ambroise Choderlos de Laclos [Choderlos de Laclos, Pierre Ambroise]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 1782-01-01T00:00:00+00:00

CARTA LXXXIX

El vizconde de Valmont al caballero Danceny

Amigo mío, yo no tengo enteramente la culpa de que sus asuntos no vayan con tanta celeridad como usted quisiera, pues debo no solo luchar con la vigilancia y severidad de la señora de Volanges, sino también vencer algunos otros obstáculos que su joven amiga de usted me opone, la que, bien sea por frialdad o por timidez, no hace siempre lo que le aconsejo, aunque estoy del todo convencido de que sé mejor que ella lo que conviene practicar.

Yo había hallado un medio sencillo, cómodo y seguro de entregarle las cartas de usted, y aun de facilitar después la entrevista que usted desea; pero no he podido convencerla de que lo ponga en ejecución. Esto lo siento tanto más cuanto que veo que no hay otro para que se acerque a ella; y que, respecto a la correspondencia, temo a cada paso que nos comprometa a los tres. En vista de esto, podrá juzgar que ni quiero arriesgarme, ni exponerles a ustedes dos. Me causaría, sin embargo, una verdadera aflicción el que, por la poca confianza de su joven amiga, no pudiera serle útil. Convendría quizá escribirle sobre este particular. Usted verá lo que quiere hacer y decidirá; pues no basta servir a los amigos si no se les sirve asimismo a la medida de sus deseos. Este podría ser también un medio para que usted conociese por sí mismo su modo de pensar; pues la mujer que es dueña de sí misma no ama tanto como lo propala. No es esto decir que yo dude de la constancia de su enamorada: pero como es muy joven y tiene mucho miedo a su madre, que ya sabe que busca siempre ocasiones de hacerle daño, sería peligroso el dejar pasar mucho tiempo sin hablarle de usted. Con todo, no debe inquietarse mucho por lo que acabo de decirle, porque en realidad yo no tengo ningún motivo de desconfianza, y hago esto principalmente a impulsos de la amistad. No me extiendo más, porque tengo algunos negocios que requieren mi atención. No he adelantado tanto como usted; pero me consuela el saber que no me excede usted en amor; y, aunque mis pasos sean infructuosos, creeré haber empleado bien el tiempo, siempre que logre serle útil. Adiós, amigo mío.

En el palacio de…, a 26 de septiembre de 17…

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